2009
NARROW ESCAPE FROM THE GREEK DEPTHS
The Fools survived their last Greek winter on the island of Lefkada by serving a three-course theatrical meal to English and German expats, mainly yachtsmen. They paid in advance so the crew could buy the food. The local ‘fine fleur’ of the small town fled in winter to Athens and the rest of the population was not an audience willing to visit a night cabaret. Once again it was an exotic place, next to a bankrupt beach bar and opposite a dilapidated Venetian castle. The harbor master insisted that the Fools, despite being very broke, were drug dealers and only authorized the farewell performance because the mayor intervened. In the next town, the harbor master banned the construction of the grandstand, which provoked the indignation of the public who, loudly protesting, besieged the officials. To escape Greece’s dire financial situation, we fools decided to take the eight-day journey to Marseille, a port a few kilometers from the city center. Here the Algerian mafia burned the captain’s bicycle, as a warning that the ship would burn if we did not pay protection money. That money was higher than what the shows would bring in. Fortunately, the Cultural Director of the City District came from the same Kabylian Mountains as the blackmailers and and silenced them, since he knew these petty thieves since childhood.
Los Locos sobrevivieron a su último invierno griego en la isla de Lefkada sirviendo una comida teatral de tres platos a expatriados ingleses y alemanes, principalmente navegantes. Pagaron por adelantado para que la tripulación pudiera comprar la comida. La “bella flor” local de la pequeña ciudad huía en invierno a Atenas y el resto de la población no era un público dispuesto a visitar un cabaret nocturno. Una vez más era un lugar exótico, al lado de un chiringuito en quiebra y frente a un castillo veneciano en ruinas. El capitán del puerto insistió en que los Locos, a pesar de estar muy arruinados, eran traficantes de drogas y sólo autorizó la actuación de despedida porque intervino el alcalde. En el pueblo vecino, el capitán del puerto prohibió la construcción de la tribuna, lo que provocó la indignación del público que, protestando ruidosamente, asedió a los funcionarios. Para escapar de la terrible situación financiera de Grecia, nosotros, los Locos, decidimos emprender el viaje de ocho días hasta Marsella, hasta un pequeño puerto a pocos kilómetros del centro de la ciudad. Aquí la mafia argelina quemó la bicicleta del capitán, como advertencia de que el barco se quemaría si no pagábamos dinero por protección. Ese dinero era superior a lo que se obtendría con los espectáculos. Afortunadamente, el director cultural del distrito de la ciudad procedía de las mismas montañas de Kabilia que los chantajistas y los silenció, ya que conocía a estos pequeños ladrones desde la infancia.
A Comic Music Theatre
A Comedy by Michail Bulgakov