En 1.989 el barco Azart llegó a las dársenas de la isla KNSM/Java-eiland en el este de Ámsterdam, un laberinto de muelles y naves construidas a finales del siglo IXX para facilitar la navegación internacional. Hasta la época de la aviación, la isla fue la ventana principal de Ámsterdam al mundo. Al llegar, Azart participó en una multitud de actividades culturales organizadas por artistas, nómadas y capitanes que habían tomado en posesión los muelles y naves abandonadas. En honor de esas actividades el Consejo Municipal de Ámsterdam nombró en 1994 Azartplein (Plaza del Azar) a la plaza central de la isla, lugar donde el barco permaneció antes de partir a su viaje en la vuelta al mundo. Mientras tanto, el barrio se transformó en un barrio arquitectónico moderno y dinámico que se completó en 2004, cuando un nuevo Tranvía (n. 10) conectó la Plaza del Azar con el centro de la ciudad. La isla y el barrio quedaron listos.

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Salvo en la Plaza de Azar. El barco, sus proyectos y navegación no terminan. En su plaza, el barco presenta sus contornos gruesos como una escultura bizarra y espontánea – en un barrio modelo donde todo esta organizado, hasta los mas pequeños detalles. Cuando navega, el barco es recordado como una corriente de cuentos, relatos y rumores, que vuelven desde lejos a la Plaza. La Plaza del Azar sirve como un recuerdo siempre actualizado al pasado marítimo de la isla, un recuerdo que siempre contiene la promesa de volver a casa. Azart, siguiendo las antiguas rutas comerciales de Ámsterdam, preserva las tradiciones marítimas a las que la ciudad agradece su reputación cosmopolita.

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